Umha das facetas máis fascinantes para o ‘grande público’ que tem a Arqueologia, entre outras cousas, é a parte do nosso trabalho que tem que ver com o aspeto material. Pouca gente, quando estas tomando algo depois do remate da jornada de trabalho, pergunta pola sequência estratigráfica ou pola quantidade de mostras de pole ou de sedimento recolhidas para a sua posterior análise. A pergunta tradicional é, mais ou menos: “Que? Muitos tesouros?” Ao que, as respostas varíam: “Se houvera nom estávamos aqui.” “Estamos gastando-o aqui no bar.” Ou “Logo repartimos.”
Moeda atopada en Valencia do Sil.
A busca dos tesouros foi, de feito, a origem da Arqueologia. Por sorte, essa limitaçom foi superada e agora interessa-nos mais o contexto que a peça em si. Bom, esta é a teoria, ainda que a todas gostamos de ‘sacar’ algumha peça única, e quem diga o contrário está faltando á verdade. Senom, só tendes que mirar as nossas redes sociais, quando publicamos fotografias dum revólver, umha moeda ou um fragmento de terra sigillata. Mais, estas peças características e singulares nom som importante só por isto, senom porque aportam as nossas investigações muitíssimos dados, simplesmente por isso, polo singulares que som.
Ponho exemplos. Nas escavações do Castelo de Valencia do Silexumamos umha boa quantidade de cerâmica, vários centos de fragmentos. Desgraçadamente, a cerâmica do período onde foi ocupado o Castelo é bastante genérica, sendo semelhante durante vários séculos, o que nom nos permite emprega-la como fóssil datante. Em cambio, um pequeno fragmento de terra sigillata atopada em conjunto com mil fragmentos de cerâmica comum permite ter umha hipótese da cronologia desse contexto. Isto é devido a que a terra sigillataé umha cerâmica de alta qualidade e moi característica, com diferentes traços decorativos e morfológicos ao longo da sua produçom, permitindo classificar cronologicamente as peças e, incluso, saber em que parte do Imperio se realizou: há sigillatas itálicas, gálicas, hispânicas, africanas, etc.
Burato de espolio en Valencia do Sil.
Outro exemplo característico, e que também atopamos no Castelo, som as moedas. A ciência do estudo das moedas é um mundo peculiar, mais que surpreende as que nom estamos familiarizadas com el. A numismática romana está moi bem estudada e caracterizada, o que permite, dependendo do estado de conservaçom da moeda, identificar o emperador, o que permite saber a cronologia, e, incluso, o lugar onde foi acunhada. Estes dous dados som moi interessantes já que, por umha banda, sabemos umhadataçompost quem do contexto no que se atopou. É dizer, se a moeda é do 325, sabemos que o lugar onde se atopa é posterior a este momento. E, pola outra banda, saber de onde venhem, indica, por exemplo, as redes de comércio do momento.
Entom, como já ocorreu, estamos escavando no Castelo de Valencia do Sil e, depois de retirar um derrubamento massivo de lousas e pedras, é dizer, o louxado e as paredes da estância; chegamos a um nível de terra onde, entre todo o conjunto de materiais que recuperamos, localizamos um par de fragmentos de terra sigillatae umha moeda romana. Depois do seu estudo sabemos que os fragmentos de terra sigillata pertencem a una terra sigillata africana, com a forma Hayes 61, datado entre o 325 e o 450 e.c.; e que a moeda é um medio centenionalacunhado baixo o reinado de Constante, Emperador do Imperio Romano de Occidente,e datada entre o 345-347 e.c. Polo tanto, podemos ter umha ideia de quando se ocupou e abandou essa estância, nom é?
Agora, usemos a imaginaçom. Na vez de escavar com metodologia arqueológica, facemos um fochanco e sacamos soamente a anterior moeda (que por certo é umha pecinha de cobre). Ou, melhor, umha moeda de ouro. Isto que fixemos, como já imaginastes, é um burato de espólio. E de que nos serviu sacar esta peça da terra e do seu contexto. No melhor dos casos, para a meter numha caixa a enferrujar com outras tantas peças. No pior, vendé-la e tentar sacar benefício econômico dum roubo. E toda a informaçom da que falamos no paragrafe anterior acaba de desaparecer.
Por isso nos queixamos quando aparecem buratos de espólio nos xacementos arqueológicos, já que cada peça desenterrada ilegalmente é um contexto arqueológico perdido. É umha perda irrecuperável para o estudo do nosso passado. Como dizia umha personagem numha pelicula: “O contexto é o contexto”, nom é?
Este extracto forma parte do artigo «La materialidad de lo común: apuntes para una aproximación arqueológica a los comunales en el sur de Europa» escrito por Anna Maria Stagno e Carlos Tejerizo-García e que podedes ver completo nesta web: https://journals.openedition.org/mcv/15588
LA MATERIALIZACIÓN DEL COMUNAL: EL SITIO DE PERLEZZI (LIGURIA, ITALIA) Y LA RELACIÓN ENTRE USOS COLECTIVOS Y FINALIDADES PARTICULARES
Perlezzi es una aldea situada en el alto valle del río Sturla, en la parte central de los Apeninos ligures, dentro del complejo del Monte Aiona. Se trata de un entorno de fuertes relieves, cuya altitud varía desde los 200 hasta los 1300 msnm. El pueblo (frazione) de Perlezzi está integrado dentro del Comune di Borzonasca y está caracterizado por un extenso sistema de terrazas irrigadas utilizadas, al igual que los pastos y bosques comunales, hasta la actualidad, estando abandonados por el contrario muchos de los pueblos de alrededor (fig. 2). Esta área ha sido estudiada en el marco de diferentes proyectos por el Laboratorio de Arqueología e Historia Ambiental de la Universidad de Génova, enfocados a la investigación de los llamados «perímetros de agua». El objetivo era mostrar cómo la gestión de los recursos hídricos depende no tanto de la red hidrográfica natural, sino de las soluciones técnicas adoptadas históricamente para regularla y, contextualmente, de los dispositivos jurídicos y de los derechos reivindicados en la escala local, y que se pueden estudiar a través de los pleitos entre grupos sociales, instituciones e individuos.De esta manera, la investigación se construyó a partir de la reconstrucción de una serie de pleitos del siglo xviii sobre los derechos de uso del agua utilizado para acequias. Esto no sólo ha implicado su análisis documental, sino también la puesta en marcha de un trabajo de campo dirigido al análisis topográfico de los espacios vinculados al sistema de irrigación destinado a la reconstrucción de la historia de sus usos, las reglas de sus usos y su continuidad hasta la actualidad.
Hasta finales del Antiguo Régimen, esta área pertenecía al Capitanato de Chiavari, uno de los territorios que formaba parte de la República de Génova. Su historia está precisamente caracterizada por los distintos conflictos sobre los derechos de uso del agua que involucraron a los diferentes pueblos del entorno. Estos conflictos sesucedieron de forma casi ininterrumpida desde finales del siglo xvii, afectando a las aldeas (ville) de Caroso, Caregli, Perlezzi y Prato, cuyo objeto contendido eran las acequias (beudi), esto es, los acueductos construidos por los habitantes de las aldeas para irrigar (adaquare o inafiare) y sus tierras así como para el funcionamiento de los molinos. Todas estas acequias derivaban el agua por el mismo río, el Fossato Calandrino, situado en los comunales (comunaglie) indivisos entre los diferentes núcleos, lo que implicaba un aprovechamiento compartido del agua. Desde el principio los conflictos se basaron en una pretensión territorial difícilmente certificable: la posesión (possesso) de estos comunales indivisos entre las aldeas. De esta manera, entre el 1720 y el 1750 se sucedieron tensiones y soluciones temporales, formalizadas jurídicamente con distintos acuerdos escritos. Estas operaciones muestran una constante reorganización tanto de las coaliciones y agrupaciones en el ámbito local como a una constante y densa redefinición de las prácticas locales de utilización del recurso hídrico. En este sentido, muchas de las discusiones y conflictos se concentran en la dificultad de distinguir entre «innovaciones» con respecto a la situación originaria, el llamado pristino stato, donde el acto práctico de manutención o construcción de nuevos canales era el mismo: simples excavaciones en la tierra. De esta manera, el caso de Perlezzi muestra la intensa relación entre los espacios de uso colectivo, los procesos de apropiación y particularización de tales espacios y la definición jurisdiccional del espacio como consecuencia de una práctica posesoria.
Para resolver estas disputas, a petición de los habitantes de Perlezzi, en octubre del 1752 el Senado de la República de Génova decide enviar al capitano ingegnere Domenico Carbonara, para efectuar una visita local y diseñar un Tipo geometrico para describir, por un lado, la situación de los puntos de captación (prese d’acqua), y por otro, las pretensiones de las partes en pleito (Figura 3). El mapa fue diseñado basándose en las indicaciones de los representantes de las villas de Perlezzi y Caroso, cuyas informaciones fueron transcritas en el detallado Indice de 93 voces. El documento cartografiaba con precisión topográfica la organización del espacio alrededor de los acueductos y, sobre todo, de los puntos de captación, con particular atención a los usos en los comunales, que resultan el verdadero objeto del conflicto. Su posesión es reivindicada por parte de los actores locales a través de la atestación del uso, a través del pasto, la atribución de topónimos particulares -en sí mismos objeto de disputa-, o por la presencia de posesiones individuales como chozos (casoni) o prados y propiedades particulares. A esta cartografía se añadió, en el año 1753, una relación que trataba de reconstruir los derechos de posesión de los bienes de particulares al interior de los comunales. Todos estos elementos fueron utilizados para dividir los espacios comunales entre las aldeas, y en esa división la presencia de bienes de particulares jugó un papel clave. Así, los derechos legados a sujetos particulares se convirtieron en decisivos para la conformación de los espacios colectivos, y, en consecuencia, del propio diseño administrativo del territorio.
Los numerosos detalles del Tipo Geométrico han permitido diferenciar los prados y las parcelas de particulares (de propiedad privada) dentro de los comunales –hoy en día bienes colectivos del pueblo– e interpretarlos como prados húmedos para la producción de forraje, coincidentes con los numerosos humedales presentes. Igualmente, los trabajos de campo han permitido identificar los espacios definidos mediante hileras de piedra o de rosáceas, interpretados como posibles espacios periódicamente utilizados para cultivos. La presencia de prados húmedos se relaciona con una transformación fuerte en la organización del espacio productivo de Perlezzi. De hecho, la investigación ha permitido reconstruir las trazas de continuidad y transformación de los mismos entre, al menos, finales del siglo xvi y la actualidad.
Por otro lado, aplicando las técnicas de la arqueología hidráulica, fue posible reconstruir las diferentes fases de ampliación del sistema irrigado. El análisis arqueológico ha mostrado que el canal y las terrazas por donde se transporta el agua fueron construidos al mismo tiempo (fig. 4). La reconstrucción de las variaciones del canal a través de la cartografía histórica ha permitido reconstruir las fases de construcción del sistema, la más amplia de las cuales se produjo durante la primera mitad del siglo xvii. De esta manera se han podido vincular los conflictos desde la primera mitad del siglo xviii a la más importante fase de colonización agrícola con la ampliación del sistema de regadío y terrazas, que se utilizaba tanto para campos como para la irrigación de los castaños. Esta fase, aunque redujo la extensión de los comunales, se configura como una empresa de naturaleza colectiva, como colectivo es el funcionamiento del acueducto, que sigue siendo utilizado de esta manera en la actualidad.
El estudio cruzado del Tipo y los trabajos de campo ha permitido documentar que este proceso es contemporáneo a una importante transformación en las formas de práctica ganadera, señalado por el cambio en la localización de los casoni, las estructuras relacionadas con la estabulación nocturna del ganado, que se desplazaba desde los comunales hasta las terrazas. De hecho, el Tipo los representa como abandonados en los pastos comunes y en uso cerca de las ramas del acueducto, y no lejos desde los núcleos que componen la aldea de Perlezzi. Nuestros trabajos pudieron documentar estas estructuras tanto en las terrazas como en el límite con los comunales. Esta nueva localización se ha interpretado como un intento por conciliar las actividades ganaderas con el crecimiento de la actividad agrícola, y el aumento de su número con el proceso de afirmación de la ganadería vacuna local –que utilizan estas estructuras en mayor medida– en perjuicio de la ganadería ovina, antes predominante. Este cambio supone también una fuerte modificación de la gestión de los espacios comunales, donde el ganado ya no se quedaba por la noche, sino que se trasladaba cerca de las terrazas, también para facilitar su abono. Así, durante el siglo xix se han documentado recintos para recoger el estiércol.Este cambio, documentado con cronologías similares en diferentes sitios de la Liguria oriental, muestra la estrecha relación entre los espacios de uso colectivos (los pastos y los bosques) y los agrícolas (las terrazas), materializado en Perlezzi por el canal del acueducto. Una relación que no siempre se tiene en cuenta ni en la arqueología de montaña ni en la arqueología agraria, muchas veces consideradas de forma separada. Por otro lado, este caso de estudio muestra cómo el proceso de reducción de los espacios comunales no es necesariamente consecuencia de una acción de venta individual o de la disminución de la dimensión compartida de la gestión de los recursos ambientales. Sin embargo, si bien la ampliación del sistema de regadío conllevó una reducción de los espacios comunales a favor de la propiedad privada, al mismo tiempo su regulación ha constituido un elemento de fuerza de la gestión compartida a través de mecanismos de solidaridad y conflictividad alrededor de los recursos ambientales. Mecanismos que han caracterizado la historia de Perlezzi hasta hoy en día y contribuyen a explicar su continuidad de uso. De hecho, para permitir la continuidad de uso a pesar de los profundos cambios demográficos, los detentores de los derechos decidieron, desde los años sesenta, que su uso no se reservara sólo a los herederos de los constructores originarios, sino también a cualquier persona que tenga una propiedad en Perlezzi y pague la cuota de inscripción al consorcio que se fundó para su gestión.
Neste blog non nos cansaremos de dicir e reivindicar a arqueoloxía como unha ciencia da Historia. A materialidade, isto é, todos os obxectos, espazos ou paisaxes utilizadas polas sociedades do pasado, permite que hoxe podamos achegarnos a estas e comprendelas mellor. Ata hai ben pouco, e aínda hoxe, moita xente entende a arqueoloxía de xeito subalterno, como unha disciplina auxiliar da verdadeira historia, aquela que se fai cos documentos. Porén, desde os anos 50, as especialistas en arqueoloxía reivindicaron a súa capacidade para lograr coñecementos autónomos, á marxe da documentación escrita. Isto foi posible grazas a dúas ferramentas esenciais para facer da arqueoloxía unha ciencia con personalidade propia: o carbono 14 (do que xa falaremos noutro post) e os principios da estratigrafía. Hoxe tentaremos explicar a segunda.
Realmente a estratigrafía é un método que provén da xeoloxía e baséase na idea lóxica de que un estrato, ou nivel de terra, que está por debaixo doutro necesariamente ten que ser máis antigo. Isto, que parece unha parvada, foi esencial para poder determinar a lonxevidade real do planeta Terra, e poñer en cuestión o relato bíblico mediante o estudo dos fósiles atopados nestes estratos. Porén, non foi ata moito despois destes primeiros achados que a arqueoloxía entende a potencialidade do uso da estratigrafía para traballar coa materialidade. Desde os inicios do século XX este método foi utilizado na arqueoloxía, ata que, en 1973, o arqueólogo británico Edward C. Harris sistematizou o seu uso no libro «Principios da estratigrafía arqueolóxica». Neste libro, Harris sintetizou os principios da estratigrafía en catro leis.
Exemplo de Harris Matrix
A primeira destas leis chámase a «lei de superposición», e é básicamente unha copia do principio xeolóxico de que un estrato por debaixo doutro é máis antigo. Isto, por básico, é moi importante, xa que permite facer secuencias relativas nos xacementos. O que é interesante desta lei é que inclúe non só os estratos, senón tamén os materiais que hai neles. Así, todos os materiais que están nun estrato por debaixo daqueles que están noutro son, necesariamente, máis antigos.
A segunda lei definida por Harris chámase a «lei da horizontalidade orixinal». Esta lei di que, se non hai nada que interfiera na deposición dun estrato, este o fará horizontalmente ou, no seu caso, adaptándose aos estratos anteriores. Isto implica que cando escavamos e atopamos un estrato inclinado é porque se adapta ao que ten debaixo. Un exemplo importante disto é cando hai un muro, xa que o estrato por riba se adapta e pode avisar da súa existencia.
A tercera lei é quizais a máis significativa para as escavacións arqueolóxicas. Esta lei chámase «lei da continuidade orixinal», e di que todo estrato, se está completo, disminuirá progresivamente polos seus lados ata rematar. Deste xeito, se atopamos un estrato que está interrompido, hai que explicalo. Por exemplo, se nun estrato algúen fixo un burato para poñer un muro, isto verase reflectido nese estrato, esportelado polo burato. Isto é moi útil para entender certos procesos que ocorren no xacemento, e axuda a seguir a escavación estratigraficamente en función das relacións entre os estratos.
Exemplo de Matrix Harris do xacemento e Valencia do Sil (Vilamartín de Valdeorras, Ourense)
Unha das achegas máis significativas do trabalo de Harris foi a coñecida como «matrix Harris». Esta é unha representación esquemática da secuencia estratigráfica do xacemento a través de colocar os distintos estratos documentados na súa secuencia relativa. Deste xeito, temos un resumo da historia dos xacementos a través das actividades que implican os distintos estratos. Estas matrices son a consecuencia lóxica da cuarta lei de Harris, que se chama «lei de sucesión estratigráfica», e que di que un estrato ocupa o seu lugar determinado na secuencia entre as que son máis modernas e as máis antigas. Aínda que pareza mentira, nestas matrices gastamos moitísimo tempo e esforzo, pero paga a pena pola axuda que ofrece para interpretar os xacementos.
Grazas á estratigrafía, a arqueoloxía pode ser unha ciencia, no sentido de que pode sacar coñecemento sobre as sociedades do pasado a través dos obxectos, paisaxes e estratos que nos deixaron.
O 1 de abril de 1939, Franco declarou o final da contenda civil que desangrou España entre 1936 e 1939. Para Franco, os inimigos foron derrotados definitivamente e xa só quedaba a tarefa de reconstrución e de reeducación da sociedade. Porén, isto non era certo por completo. A articulación da loita guerrilleira xerou outro frente de batalla que había que combatir. Unha loita que non podía pasar por una loita política, xa que isto deslexitimaba a construción do novo Estado. Franco necesitaba que a guerrilla non fora pensada como un movemento organizado.
Para isto, o réxime utilizou dúas ferramentas: a represión e a ideoloxía. Sobre a primeira xa desenvolveremos algunhas ideas no futuro. Sobre a segunda, o franquismo valeuse fundamentalmente da lexislación. O 18 de abril de 1947 foi publicado o Decreto-ley sobre represión de los delitos de bandidaje y terrorismo, cuxo obxectivo foi artellar os mecanismos de loita do Estado contra a guerrilla.
Esta lei buscaba deshumanizar os guerrilleiros e guerrilleiras de tal xeito que a súa eliminación física non supuxera un problema moral. Un proceso que o filósofo Giorgio Agamben denomina como a conversión en homo sacer, a non-persoa. Unha das conclusións das nosas escavacións na Ciudad de la Selva e que os chozos da guerrilla foron queimados pola Garda Civil, nun intento de borrar a memoria da loita guerrilleira nos montes de Casaio. Unha damnatio memoriae das non-persoas que, para o franquismo, eran as agrupacións guerrilleiras.
Estrato de queimado documentado no chozo Morteiras 1, na Ciudad de la Selva
Pero a guerrilla tamén tiña as súas propias ferramentas para loitar contra esta deshumanización. Durante o ataque en xullo de 1946 á Cidade da Selva, a Garda Civil abateu a dous guerrilleiros: Francisco Elvira e Arcadio Ríos. Para a Garda Civil, ambos os dous eran «bandoleros». Así está reflectido no parte do ataque:
…después de minuciosas gestiones practicadas por el grupo de fuerza […] tomar contacto con un grupo de bandoleros en número aproximado de 20 a 25, a las 16 horas del día 27 en el Valle que riega el arroyo del Riodolas, con el que entablaron nutrido tiroteo por ambas partes, del que resultaron dos bandoleros muertos que quedaron abandonados.
César Ríos
Porén, o irmán de Arcadio, César, deixou unha nota a carón do corpo morto, onde se podía ler: «Arcadío Ríos. Respeten o seu cadáver que é dun guerrilleiro honrado que a través da Historia honra á nosa patria. O seu irmán César»
E así, Arcadio volveu a ser a persoa que o Estado franquista quería invisibilizar.
A modernidade é un concepto moi complexo e polisémico. Ten moitos significados e pode facer referencia a procesos moi distintos. No sentido que nós queremos darlle aquí, modernidade é o proceso polo que as sociedades campesiñas pasaron de organizarse a través de relacións de reprocidade e de basearse en economías gandeiras e agrícolas tradicionais a sociedades industriais e baseadas no traballo asalariado. Este proceso, dependendo do territorio, tivo ritmos e cronoloxías moi distintas. No caso dos montes de Casaio, este proceso de implantación da modernidade foi moi recente, cun momento chave nos anos corenta. En termos materiais, este proceso podemos analizalo arqueoloxicamente a través da implantación da minería do wolfram.
Como é ben coñecido e xa comentamos noutros posts, a contorna dos montes de Casaio foi un espazo central da denominada «guerra do wolfram». Esta «guerra» atípica foi referencia á explotación masiva deste mineral para fins bélicos durante os anos corenta no contexto da Segunda Guerra Mundial. O volframio (cuxo símbolo químico é «w») é un metal cun altísimo punto de fusión (3410 ºC) moi utilizado para o fortalecemento do material béico, aínda que tamén é utilizado para, por exemplo, lámpadas. É un metal moi raro e escaso no planeta. Porén, unha das maiores zonas de concentración é precisamente o occidente da península ibérica. Así, a súa explotación foi moi significativa en Portugal, Salamanca, Extremadura ou Galicia.
Os nosos traballos ao respecto da arqueoloxía do wolfram céntranse en tres contornas principais: a coñecida mina de Valborraz, xestionada durante os anos corenta pola Alemaña nazi, a contorna de Castro Boloso, relacionada máis coa Guerra de Corea, e a zona da Picota, que pensamos máis relacionada coa explotación esporádica ou de «rebusca» durante todos estes anos. Deste xeito, son dous os fenómenos xerais que podemos estudar arqueolóxicamente: por unha banda, a industrialización da zona dos montes de Casaio e a introdución do traballo asalariado, por outra banda, a análise antropolóxica do fenómeno do estraperlo, cuestión que apenas foi abordada desde unha perspectiva científica. Neste post centrarémonos na contorna de Castro Boloso, que foi obxecto de escavacións na campaña de 2019.
A contorna de Castro Boloso é un espazo moi sorprendente. Este sitio atópase na confluencia dos arroios Carambainas e San Xil, e foi aquí onde se instalou a mina de wolfram coñecida como a mina de San Xil. Desta mina poidemos documentar varios edificios, como a cantina, a fragua, as vivendas dos traballadores e o transformador eléctrico (transformador que, por certo, nunca estivo en funcionamiento). Todo o cumio de Castro Boloso está cheo de galerías e catas para a extracción de wolfram. Nunha delas tivemos a inmensa sorte de atopar unha pa e un pico dun dos últimos traballadores da galería.
Porén, a parte máis sorprendente deste sitio está na parte superior do cumio, onde puidemos atopar un conxunto moi particular de estruturas. Trátanse de nove estruturas de diferentes formatos (circulares e cadradas) de cachotería e enlousado de xisto distribuídas ao longo do cumio. Á primeira vista, este conxunto podería parecer un castro de época prehistórica ou romana. Porén, grazas as escavacións sabemos que isto non é así.
Nesta campaña puidemos escavar ata tres estruturas, e todas presentaban a mesma estratigrafía. Basicamente, baixo os derrubos dos muros e do enlousado, atopamos material asociado coa actividade de extracción do wolfram, como por exemplo un pico ou latas de conservas que utilizaban para trasladar o wolfram. Máis aínda, en dúas delas atopamos restos de seixos e de turmalina, outro mineral moi parecido ao wolfram, que mostraría o uso destas estruturas para o traballo do wolfram.
Castro Boloso é unha contorna moi interesante non só para analizar a industria do wolfram, senón tamén o proceso xeral da industrialización e a imposición da modernidade nas sociedades pre-industriais do noroeste peninsular.
O seguinte texto recóllese na memoria interpretativa da campaña na Ciudad de la Selva que podedes ver completo aquí
Unha das materialidades cuantitativamente máis relevantes da intervención foron os vidros, cun total de 192 fragmentos atopados (22,05% do total). Un pequeno grupo (CS’18-1006-41; 4 fragmentos; 2% do total) corresponde aos fragmentos dunha xanela do chozo de Morteiras-1, como xa foi descrito (ver apartado 2).
O resto, a pesar das dificultades para determinar as formas específicas, corresponderían a botellas pensadas para a contención de líquidos. A única botella que puido ser reconstruída foi o obxecto CS’18-3007-1, correspondente a unha botella de 50 cl de anís atopada no chozo Morteiras-4. Pola forma e pola distribución da decoración en relevo, se puido determinar que é unha botella de anís marca La Asturiana. Esta marca pertence á empresa Hijos de Francisco Serrano S.A., fundada en 1895 en Oviedo, Asturias, que posteriormente foi trasladada a Quintanar de la Orden, en Toledo. Alí abriron en 1916 a fábrica de Anís de la Asturiana, cuxo anís gañou moita popularidade nas décadas seguintes xunto coa marca Anís del Mono (fundada en 1870 en Badalona). Outro fragmento de vidro de anís (CS’18-OBJ-36) foi recuperado tamén cerca do chozo Morteiras-4, polo que podería corresponder á mesma botella.
Figura 98: Botella de anís atopada no chozo Morteiras-4
Do resto dos vidros, 149 fragmentos (77%) son de cor verde e corresponderían a un NMI de 10 botellas, posibelmente de viño, se ben non se descarta outras posibilidades coma o coñac. En relación a estas botellas podería mencionarse a presenza dun tapón de cortiza atopado no chozo Teixadal-1 (CS’18-2008-1), se ben a súa posición estratigráfica podería corresponder aos momentos de reocupación do mesmo e non a súa ocupación por parte da guerrilla. O resto de vidros (16 fragmentos; 8,3%) son de cor transparente e moi difíciles de determinar. Entre eles, pola forma, os dous fragmentos CS’18-1014-325 poderían pertencer a unhas gafas, se ben esta hipótese é dubidosa.
Figura 99: Vidros de botella, posibelmente de viño
A presenza do alcol -xa de por si común en calquera contexto contemporáneo- en contextos de conflito é algo plenamente constatado arqueoloxicamente(González-Ruibal, 2018; Larkin y Mcguire, 2009). O alcol é utilizado neste tipo de contextos non só como unha forma de ocio, se non tamén como forma de control da ansiedade en situacións de extrema tensión como son os campos de batalla ou de trincheira (González-Ruibal, 2016). A vida cotiá no monte dos grupos guerrilleiros tiña que confrontar día a día, no caso da Ciudad de la Selva durante case cinco anos, a constante tensión e perigo de morrer. A diferenza coas trincheiras é substancial: menos intensidade do perigo pero moi dilatada no tempo. Neste sentido, o alcol podería servir como atenuante e distracción.
Bibliografía
González-Ruibal, Alfredo: Volver a las trincheras. Una arqueología de la Guerra Civil española. Alianza Editorial, Madrid: 2016
González-Ruibal, Alfredo: An Archaeology of the Contemporary Era. Routlege, Oxford: 2018
Larkin, Karin, y Mcguire, Randall H.: The archaeology of Class War: the Colorado Coaldfield Strike of 1913-1914. University Press of Colorado, Boulder: 2009
Escavar no xacemento de O Castelo, en Valencia do Sil (Vilamartín de Valdeorras, Ourense) foi para nós un auténtico privilexio. Non só pola espectacularidade do sitio, cousa que xa comentamos noutros posts e seguiremos comentando no futuro, mais pola amabilidade e compromiso da xente do lugar, o seu concello e aqueles que, como Pepe o das Pedras ou Santiago Ferrer, foron os salvagardas dun xacemento arqueolóxico único. Sempre dicimos que na comarca de Valdeorras hai un sentimento moi especial no que ao patrimonio e á historia se refire e que grazas a iso, e ao devandito compromiso, poderemos volver un ano máis para desvelar novos segredos deste sitio. Porén, xa son moitas as cousas que podemos dicir sobre Valencia do Sil e sobre a estrutura social e económica dos seus habitantes. Sigue leyendo «O sector productivo de Valencia do Sil: produción e economía durante a fin do Imperio Romano»→
Nunha das primeiras ceas, á volta da Ciudad de la Selva, organizada pola xente de Casaio
(Texto escrito por Celtia Rodríguez González)
Cando rematamos dunha viaxe á “Ciudad de la Selva” e voltamos á nosa “área de operacións”, a casa de Gelita, como é lóxico, chegamos bastante cansos e cansas. Non obstante,temos que facer os traballos da casa que ten que ver co mantemento e o cociñado. De feito, para que as tarefas sexan o máis equitativas posibles, temos unha especie de cuadrante no que cada día hai diferentes persoas responsabilizadas do traballo.
Pero cando comezamos co proxecto, alá polo ano 2017, despois dunha destas primeiras experiencias de volta da Ciudad de la Selva, Francisco invitounos a cear á súa casa, e alí foi cando nos presentou a Severina. Sigue leyendo «Arqueoloxía do cotián. Un patrimonio vivo»→
O texto que sigue é parte do traballo “Hallazgo de un conjunto de pinturas esquemáticas prehistórica en el sitio de “Pala de Cabras”, en Casaio (Carballeda de Valdeorras, Ourense), publicado en PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (que podedes descargar aquí).
Otro de los motivos más representativos en las pinturas de Pala de Cabras son los soliformes, elementos muy frecuentes en las representaciones de arte esquemático a lo largo de toda la geografía peninsular (Figura 6). Un interesante grupo de, al menos, dos soliformes -sin descartar la presencia de algún otro más desgastado- se presenta en el panel 13. De 95 cm de largo y 45 de ancho, se encuentra en un saliente de la parte central de la pared, en el nivel más alto de los dos que la componen, a una altura de 2,16 m del suelo. Sigue leyendo «As pinturas de Pala de Cabras en Casaio (III): Soliformes e ramiformes»→
O seguinte texto recóllese na memoria interpretativa da campaña na Ciudad de la Selva que podedes ver completo aquí
Un dos aspectos máis sobresaíntes das escavacións na Ciudad de la Selva foi a documentación dun conxunto de obxectos relacionados coa hixiene persoal e a saúde dos grupos guerrilleiros. A documentación deste tipo de obxectos contrastan coa imaxe, quizá romántica, do guerrilleiro como lobo solitario que loita pola súa supervivencia contra as forzas da natureza, como mostran as novelas ao respecto (Grandes, 2012; p.ex. Guerra Garrido, 2010; Llamazares, 2001; vid. Vidal Castaño, 2016a). Isto non significa tampouco que todos os grupos guerrilleiros contaran con este tipo de obxectos na súa vida diaria; de novo, temos que ter en conta que as escavacións na zona de Morteiras (onde foron recuperados todos estes obxectos) referencia fundamentalmente a vida da Federación e, polo tanto, a parte máis organizada do movemento guerrilleiro no noroeste peninsular. Sigue leyendo «A hixiene persoal e a saúde dos guerrilleiros na Ciudad de la Selva»→
¿Qué es «Sputnik Labrego»?
En novembro do ano 1957 a cadela Laika foi lanzada ao espazo un mes despois do satélite Sputnik 1, iniciando unha carreira que duraría máis de 30 anos entre os dous estados máis poderosos do mundo. Uns meses despois de que Laika tivera a honra de ser o primeiro ser vivo en orbitar arredor do noso planeta, os habitantes dunha aldea próxima a Salcedo (Lugo) realizaron a súa propia homenaxe á cadela espacial (leer más).