La materialidad de lo común: apuntes para una aproximación arqueológica a los comunales en el sur de Europa (I)

Este extracto forma parte do artigo «La materialidad de lo común: apuntes para una aproximación arqueológica a los comunales en el sur de Europa» escrito por Anna Maria Stagno e Carlos Tejerizo-García e que podedes ver completo nesta web: https://journals.openedition.org/mcv/15588

REIVINDICAR LA HISTORIA MATERIAL DE LOS COMUNALES

La pandemia de COVID de 2020 ha supuesto un auténtico revulsivo para todos los ámbitos de la sociedad, que incluyen el tradicional rol que jugaba el ámbito rural. Esta emergencia ha evidenciado, entre otras cuestiones, los riesgos asociados a la concentración de la población en los centros urbanos (promovida por las políticas públicas desde mediados del siglo xx) y está abriendo nuevos debates sobre nuevas formas de organización de los asentamientos en beneficio de un sistema de poblamiento más disperso, lo que abre nuevas posibilidades para las áreas rurales. Asimismo, esta situación de emergencia ha mostrado con más claridad las grandes diferencias entre los servicios sociales y asistenciales entre las áreas urbanas y rurales, dando nueva centralidad en el debate europeo a los temas de justicia territorial y de la necesidad de equilibrio entre centros y periferias. En palabras de S. Žižek: «There is no return to normal, the new «normal” will have to be constructed on the ruins of our old lives, or we will find ourselves in a new barbarism whose signs are already clearly discernible». Un punto de no retorno a partir del cual se están llevando a cabo reconsideraciones de gran calado, como la revaloración del mundo rural y de las economías de pequeña escala como una forma de combatir algunos de los peores efectos de la crisis sanitaria. Como apuntan tanto los organismos internacionales como la FAO o asociaciones como La Vía Campesina o el Movimiento sin Tierra de Brasil, ha sido precisamente en aquellos países y entornos donde prima la gestión colectiva de los espacios rurales los lugares en los que la crisis ha impactado de forma menos agresiva y donde se han podido activar respuestas colectivas de protección más efectivas; así, «son los sistemas campesinos de producción de alimentos los que están alimentando a la población y evitando la progresión generalizada del hambre durante esta pandemia». Una revalorización de la sostenibilidad del mundo rural sobre el que ya se ha venido llamando la atención en las últimas décadas, y que la COVID ha venido a apuntalar.

En este contexto, la gestión de los espacios comunales –en el sentido de los Common Pool Resources de E. Ostrom– y su análisis resultanpropuestas alternativas muy atractivas, como mostraría el éxito de algunas organizaciones y movimientos sociales (por ejemplo, iComunales o el ICCA Consortium). En las últimas décadas, estos espacios han ejercido un polo de atracción muy potente para distintas disciplinas a la hora no sólo de entender mejor el mundo rural contemporáneo en un sentido amplio, sino también para plantear alternativas viables a las crisis económicas y medioambientales consustanciales a la «supermodernidad» y el antropoceno.

Aunque el estudio de los que hoy en día está bajo la categoría de commons tenga una larga historia, es indudable que, desde los trabajos de Elinor Ostrom y con la creciente importancia de las temáticas ambientales en las ciencias sociales y humanas, la investigación de los comunales y de la gestión colectiva de los recursos ambientales en sus diversas formas ha ido en aumento, siendo actualmente un tema de gran pujanza en el ámbito de la economía, de la sociología o de la historia documental. Así, desde el punto de vista de la economía, se ha demostrado la sostenibilidad de la gestión de los Common Pool Resources, del mismo modo que la historia social ha explorado las razones de este éxito. Por su parte, ciertos estudios históricos y, desde diferentes perspectivas, la antropología han mostrado la importancia de estos espacios en la preservación de las sociedades rurales y de su medio, mientras que los sociólogos han profundizado en las dinámicas de su progresiva desaparición a lo largo de la última centuria, en relación a las políticas agrarias liberales. Finalmente, cabe destacar el papel de la ecología histórica y de la geografía a la hora de investigar las externalidades positivas de la gestión colectiva en la preservación de los paisajes culturales, como su papel en los procesos históricos de biodiversificación.

Hay que resaltar también la labor de los historiadores a la hora de explorar la dimensión social, jurídica y económica de los comunales a partir del estudio de los conflictos y sus dinámicas (las actas de posesión, el papel de las instituciones centrales en relación a los actores locales, los diferentes intereses entre los grupos sociales, etc.). Sin embargo, esta línea de trabajo no ha explorado con igual grado de intensidad las evidencias materiales en el centro del conflicto, como son los recursos ambientales y las modalidades de su gestión, el papel que ambas tienen dentro de los pleitos, y el significado de los conflictos dentro de las mismas estrategias de gestión de los recursos. Igualmente, aunque existe una cierta tradición de análisis arqueológicos en los espacios de montaña, no será hasta la segunda década del 2000 cuando se han llevado los primeros estudios de la cultura material vinculados a los espacios comunales tanto en el norte como en el sur de Europa. Una prometedora vía de trabajo que se ha intensificado en los últimos años en varios contextos europeos.

En línea con esta perspectiva, el objetivo principal de este trabajo es reivindicar el papel de la historia material de los espacios comunales, tanto en la larga duración como en los estudios de los procesos específicos, en cuanto que aporte imprescindible para sacar a la luz las complejas relaciones entre paisajes de derechos y prácticas, así como para comprender los mecanismos mediante los cuales las formas de gestión compartida de los recursos ambientales se mantuvieron o se abandonaron. Para ello utilizaremos tres casos de estudio, situados en Italia, País Vasco y Galicia, a través de los cuales se discutirá cómo la arqueología puede investigar la doble naturaleza de la practicas de gestión de los recursos ambientales, consistente en hechos técnicos y hechos jurídicos simultáneamente, y desde allí identificar los cambios en los derechos de acceso a las tierras colectivas.

El trabajo se dividirá en cuatro partes. En la primera, se realizarán algunas consideraciones generales de tipo metodológico que enmarquen el tipo de aproximación a los casos de estudio, que serán brevemente presentados en la segunda parte. En un tercer apartado, se realizará una discusión general sobre los resultados así como de las potencialidades, y los límites, de una aproximación arqueológica y multidisciplinar a los espacios comunales. Finalmente, se presentarán unas conclusiones sobre los potenciales retos del estudio arqueológico de los comunales en diálogo con los presentes problemas a los que nos enfrentamos como sociedad.

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